sábado, 6 de junio de 2009

viernes, 5 de junio de 2009

MATERIAL NUEVA CIUDADANIA

CARACTERÍSTICAS DE LA SOCIEDAD VENEZOLANA?
La Cultura de Venezuela es una mezcla de tres culturas distintas, la indígena, la africana y la española. Las dos primeras a su vez tenían culturas diferenciadas según las tribus.
La transculturación y asimilación, condicionó para llegar a la cultura venezolana actual, similar en muchos aspectos al resto de América Latina, pero el medio natural hace que haya diferencias importantes. La influencia indígena se limita al vocabulario de algunas palabras y la gastronomía. La influencia africana del mismo modo, además de la música como el tambor. La influencia española fue más importante y en particular de las regiones de Andalucía y Extremadura, que eran la mayoría de colonos en la zona del Caribe de la época colonial. Ejemplos culturales de ellos, se pueden mencionar las edificaciones, parte de la música, la religión católica y el idioma. Una influencia evidente española son las corridas de toros y parte de la gastronomía.
Venezuela también se enriqueció por otras corrientes culturales de origen antillano y europeo en el siglo XIX, en especial de procedencia francesa.
En etapa más reciente en las grandes ciudades y las regiones petrolíferas irrumpieron manifestaciones culturales de origen estadounidense y de la nueva inmigración de origen español, italiano y portugués. Aumentando el ya complejo mosaico cultural. Así por ejemplo de Estados Unidos llega la influencia del gusto del deporte de béisbol, del cine, el arte y las construcciones arquitectónicas actuales.
La minúscula clase rica y la clase media alta, esencialmente blancas, como muchos intelectuales y periodistas, veían con pavor la perspectiva de ver subir en la escala social a la gente de color, cobriza o negra, que aquí, como en toda América Latina, ocupa los lugares inferiores de la sociedad. Habría que compartir privilegios. Así llegó la situación del 11 de abril. Una confrontación de clase contra clase. Por un lado el Presidente Chávez, apoyado por una parte mayoritaria del pueblo común; por el otro una alianza neoconservadora: la burguesía que ocupaba las calles del barrio rico con cacerolas, apoyada por la patronal; los medios de comunicación (prensa, radio y televisión), ferozmente hostiles, mintiendo descomunalmente, inventando rumores y calumnias, falseando las evidencias; y la aristocracia obrera movilizados por la CTV, el sindicato considerado como el más corrupto de América Latina.


EDUCACIÓN COMO MECANISMO DE INCLUSIÓN EN VENEZUELA

Sin duda alguna. Muchas veces el problema de niños en la escuela, el famoso fracaso escolar, se debe a un fracaso tanto de la escuela y de la familia, ese fracaso se deduce en muchas ocasiones en que no pueden acceder a los mecanismos necesarios para llevar una vida digna (desempleo, viviendas precarias etc).
Es necesario reeducar a esta gente, y una de las mejores armas con las que contamos es la educación, ya que a través de la educación podemos cambiar a las personas, asesorarles y mostrarle posibles salidas a su situación.

Todo país debe poner lo máximo de interés en la educación, dé su pueblo, con ella se alcanza todo lo que aspira un ser humano, su libertad en todo sentido y sin ella se hunde en la ignorancia, y le impide su progreso para sí y para su familia. el saber no ocupa lugar. así que no dejéis de aprender nunca.

La educación es un mecanismo indispensable para la inclusión social, es a través de el que los jóvenes pueden formarse y tener la posibilidad de insertarse en la sociedad a través de un empleo o profesión, es por eso que la educación debe ser libre y gratuita para que todos los sectores sociales puedan acceder a ella. Un niño que no tiene la posibilidad de educarse es un niño excluido de la sociedad, marginado y eso es una injusticia. Por supuesto que ahí no acaban los problemas, la educación además de libre y gratuita debe tener el mismo nivel de excelencia que la privada, porque si no estamos nuevamente frente a una falta de equidad en cuanto a las oportunidades que tienen los niveles altos de la sociedad y los pobres. Educarse es un DERECHO que toda persona debe tener y es un DEBER del estado proporcionar los medios para que este derecho pueda hacerse efectivo.


EDUCACIÓN, VALORES Y COHESIÓN SOCIAL

La nueva etapa del proceso de mundialización está caracterizada por una creciente interacción entre los procesos económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales de índole mundial y los de índole nacional o regional; por cambios en la percepción del espacio y del tiempo, consecuencia de la revolución de las comunicaciones y de la información (particularmente por su grado de penetración y su instantaneidad); por una tensión entre lo global y lo local, entre lo homogéneo y lo heterogéneo; por la emergencia de una cultura de la virtualidad; por la acción y reacción de las identidades, a través de la puesta en marcha de una pluralidad de movimientos de auto-definición con base religiosa, nacional, territorial, étnica y de género; y por fuertes tensiones entre la dinámica y el desarrollo de las dimensiones económica y tecnológica frente a las dimensiones política, jurídica, cultural, ambiental y de género.
Al finalizar la década de los 90, más allá de los avances sectoriales, nos encontramos con sociedades más pobres y desiguales. Esta situación se agrava si tenemos en cuenta que en los últimos años se desataron procesos recesivos que colocaron a las sociedades periféricas, valga el ejemplo de América Latina, en situaciones de fragilidad mayor y que en el campo político se reflejaron en el debilitamiento de las bases de legitimidad.
Esta serie de cambios está dejando sus huellas en la dinámica social y política y ha favorecido un aumento de las desigualdades, tanto a nivel global como en el interior de las sociedades.
Están afectando directamente a los modelos hasta ahora vigentes de organización e introduciendo modificaciones de cierta envergadura en la estructura y el funcionamiento de nuestras sociedades.
Entre las consecuencias de dichos cambios debemos destacar la ruptura de los modos tradicionales de integración social. El informe Delors ya advertía en 1996 que “no se puede dejar de observar hoy día en la mayoría de los países del mundo una serie de fenómenos que denotan una crisis aguda del vínculo social”. Entre esos fenómenos cabe mencionar el desarraigo que provocan las migraciones y el rápido abandono del medio rural, la dispersión de las familias, la urbanización desordenada o la ruptura de los modos tradicionales de solidaridad basados en la proximidad. La confluencia de estos fenómenos, se decía en el informe, ha creado una situación en la que asistimos, en términos generales, a “una impugnación, que reviste diversas formas, de los valores integradores”.

EXCLUSIÓN SOCIAL
En estas nuevas circunstancias, aumentan los riesgos de exclusión social, hasta el punto de que esta realidad ha llegado a suscitar una creciente preocupación. Hay que recordar que la noción de exclusión social nace a raíz de la crisis del Estado de bienestar. Desde las posiciones neoliberales, el Estado de bienestar se considera un freno para el crecimiento económico, por lo que hay que desmantelarlo o al menos reducirlo drásticamente (Lenkow, et al, 2000). Con su desmantelamiento, la política social pierde sentido, lo que produce que aumenten las desigualdades sociales y la vulnerabilidad corra el riesgo de convertirse en exclusión radical.
Según Ramón Cotarelo, con los sistemas democráticos es muy difícil debilitar los Estados de bienestar. No obstante, el estancamiento al que están sometidos hace que se incremente la demanda por parte de los beneficiarios de la política social, que trata de ayudar a aquellas personas que están comparativamente peor y de recuperar e integrar a los excluidos o marginados sociales (Cotarelo, 1992).
Cuando se produce este aumento de la demanda y el Estado no puede darle respuesta, se crea un problema (asociado a una población) susceptible de ser gestionado. Es entonces cuando la exclusión se convierte en categoría de políticas públicas, ya que incluye a la vez una dimensión cognitiva, relativa a la problematización de lo social, y una dimensión de acción, de actuación sobre lo social (Autes, 2000).
Así pues, las dificultades de integración y los riesgos de precarización afectan sensiblemente a ciertos colectivos, mientras que por otro lado también aumenta la sensación de inseguridad y vulnerabilidad en todo el cuerpo social (López Hernández, 1999). Desde este punto de vista, la exclusión se desplaza hacia sectores centrales de la sociedad, produciéndose una modificación en la estructura de la misma. Lo importante hoy en día no es tanto su posición de jerarquía sino su centralidad.
De acuerdo con esta evolución, el concepto de exclusión se desliga del de pobreza a principios de los años noventa designando una nueva forma de problematizar la cuestión social. Los cambios producidos a nivel estructural desplazan el debate hacia el concepto de exclusión, que engloba la pobreza pero va más allá en tanto que designa la dificultad para el desarrollo personal, la inserción sociocomunitaria y el acceso a los sistemas preestablecidos de protección (Brugué et al, 2001)
La mayoría de autores coinciden en que la exclusión es un fenómeno social estructural, dinámico, multifactorial y politizable. Estructural, ya que hace referencia a las desigualdades sociales a través de la historia; dinámico, en cuanto a su carácter cambiante respecto a personas y colectivos sociales; multifactorial, porque es debido a un cúmulo de circunstancias desfavorables e interrelacionadas; y politizable porque es abordable desde las políticas públicas
o sociales


LA SALUD EN LA VENEZUELA ACTUAL
En Venezuela se está conformando un nuevo sistema de salud. Constituye uno de los segmentos socioeconómicos de mayor incidencia social por su valor cuantitativo en el índice de desarrollo humano. Sin duda es el resultado de las ingentes inversiones públicas desde 2002-2003, aunque la génesis de esta nueva “salud” en Venezuela se encuentra en los primeros años del proceso político nacionalista conocido popularmente como “revolución bolivariana”. Este nuevo mapa de salud se apoya en la Misión Barrio Adentro, uno de los programas sociales de mayor trascendencia en la reciente historia nacional, si es medido por sus efectos territoriales en salubridad masiva. Como todo lo que se hace con la movilización social, no viene solo.
Para el establecimiento de esta Misión se encadenaron decisiones y convicciones políticas dentro y fuera de Venezuela (por ejemplo, Cuba que aportó 14 mil médicos y su experiencia internacional en asistencia primaria). Una de las convicciones decisivas fue la de los barrios obreros y pobres que sostuvieron el programa en todos los sentidos, no sólo yendo a curarse, también ejerciendo la defensa de los módulos y sus clínicos. Esto constituyó una movilización social y una batalla ideológica.
Sería inconcebible el triunfo de Barrio Adentro, sin la profunda movilización política registrada en Venezuela desde 1998, especialmente cuando esta acción de masas adquirió carácter revolucionaria en 2002. En esa medida Barrio Adentro y la nueva salud venezolana constituye una conquista social.
Es sencillo, la Misión Barrio Adentro no hubiera sido posible sin no lo sostenía el poderoso movimiento social bolivariano que apoya a Chávez.
Sus efectos positivos están impactando en forma inmediata sobre todos los segmentos de la población, en esa perspectiva su acción tiene alcance territorial. Ha servido para ayudar a sostener la estabilidad etaria, el equilibrio sanitario ambiental (relación individuo—ciudad—naturaleza), la reducción en las tasas de morbilidad y mortalidad, la estabilidad en el empleo productivo y el estado de felicidad individual y social. Como programa social en pleno desarrollo, vive atrapado en la dialéctica del impacto de lo nuevo, que por eso mismo es frágil, bajo el peso muerto de lo rancio.